LOS DESAFIOS DE LA PREVENCION DE RIESGOS LABORALES

El índice de incidencia de accidentes de trabajo mortales disminuyó en global -3,8% en el año 2019, situándose en la cifra de 3,3 accidentes mortales de trabajo por cien mil trabajadores. El sector Construcción presentó el mayor índice de incidencia de accidentes mortales con un valor de 10,0, seguido por el sector Agrario con un valor de 9,9.

Estas lamentables cifras serán en una década distintas cuando la Inteligencia Artificial nos permita que nuestros vehículos industriales o propios puedan prevenir siniestros; o bien la sensorización de los puestos de trabajo pueda predictivamente detectar la concurrencia de cualquier tipo de riesgo para el trabajador.

Esta innovación ofrecida por la Inteligencia Artificial, el Internet of the Think, la Digitalización, la Robótica y las Nanotecnologias, etc; constituyen a la par de una oportunidad, un nuevo desafío para la Prevención de Riesgos Laborales en este Siglo.

Conjuntamente a estos desafíos exógenos debemos de relacionarlo con los cambios en la organización del trabajo, que por la globalización han experimentado muchos trabajadores, con jornadas laborales excesivamente largas por la falta de desconexión digital. Y si bien es cierto que, las plataformas digitales desde posiciones deslocalizadas han reducido el estrés del traslado entre el hogar al trabajo, está generando nuevos riesgos psicosociales derivados a veces del aislamiento, o de nuevo la desconexión para conciliar la vida familiar, cuando el hogar se convierte en el lugar de trabajo, como le ocurre a los teletrabajadores.

Por tanto, nos enfrentamos a un iceberg de nuevos riesgos, nuevas organizaciones, nuevos retos, nuevos paradigmas sobre los que aún no tenemos parámetros de conducta o históricos, y que forma puntual nuestros Tribunales están identificando, como, por ejemplo: la hipersensibilidad a determinados Materiales, los riesgos derivados de los controles biométricos o la fatiga digital.

Como tuve la oportunidad de comentar en un anterior artículo sobre el registro de jornadas, el primer gran reto sobre el que los Agentes Sociales y los Gobiernos deben poner foco es sobre la hiperconectividad y sus consecuencias en la salud de los trabajadores.

Así como recientemente analizaba Noelia Ramírez (El Pais, 2.4.19) estamos en un país en el que se ha normalizado contestar mails y mensajes de trabajo los fines de semana; y conectando con lo tesis del subcoreano Byung-Chul Han, quien en su libro La Sociedad del Cansancio, afirma que se vive con la angustia de no hacer siempre todo lo que se puede; por lo que el presentismo y la hiperconexión laboral nos asaltan a cualesquiera horas de la semana, generando un sentido de culpa.

En este sentido, como contempla la OIT la gestión de los nuevos riesgos laborales debe ser interdisciplinar, pues debe reunir disciplina como la legislación (políticas públicas y legislación); el diseño de tareas (ingeniería, ergonomías, IT y automatización); herramientas (tecnología, healthtech y sensorización); los efectos físicos y sociales (salud, nutrición, actividad física y demografía) la naturaleza de las personas (sicologías y economía) la medicina y la neurociencia, la organización y los recursos humanos.


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